jueves, 28 de mayo de 2009

Diez años antes de que Alonso Quijano pasara a ser don Quijote


Alonso Quijano era un hombre muy despistado. Cada mañana daba un paseo con su rocín. A pesar de ser despistado era muy amable y tenía un extraño afán por la lectura.
Éste, aunque no era mala persona, no tenía muchos amigos y como mucho vecinos o conocidos. Vivía tranquilamente hasta que un día uno de sus vecinos le ofreció unos libros de caballerías. Alonso aceptó. Durante un tiempo los dejó arrinconados en la casa. Además cada lunes compartía con unos conocidos algunos comentarios sobre algunos libros leídos. De allí su afán. Un día vino un conocido más, Sansón Carrasco. Este empezó a comentar una historia sobre un caballero invencible el cual venció a muchas criaturas inverosímiles. Desde ese día Quijano empezó a leer tranquilamente los libros que tan amablemente le dieron. Empezó a leer día tras día. Cuando los comentaba hasta sus compañeros se reían de él ya que lo contaba en primera persona como si lo hubiese hecho él. Incluso una vez les llegó a afirmar que realmente hizo una aventura heroica de la cual sus compañeros no le hicieron caso. Su sobrina, que vivían junto a él y su sierva, le iba repitiendo cada día que de tanto leer se volvería loco y que solo les faltaba eso en esa casa.
En otra casa, Marcela y Sancho, acababan de tener una hija. Ellos estaban muy contentos aunque sufrían mucho porque no sabían si iban a tener suficiente comida ya que eran una familia de campesinos. A pesar de ello sacaron adelante a la familia. Sancho con su hija con pocos años de edad ya pensaba en su boda. Quería que su hija se casara con un hombre tan rico que les sacara de la pobreza para siempre mientras que Marcela quería que se casara con alguien de su misma clase social porque sino su propia hija se avergonzaría de sus padres. Al tener varias discusiones comentando el mismo tema Sancho dijo un comentario muy estúpido. Dijo que algún día él se convertiría en un escudero del más famoso y valiente caballero andante de todos los tiempos. Incluso llegó a decir ese caballero andante de tan valiente estaría loco y en una de sus inmensas batallas le ofrecería una ínsula donde podría gobernarla y vivir para siempre feliz sin ningún tipo de problema relacionado con el dinero.

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